Compromisos Con Nuestra Misión & Vision
ORACIÓN
Nos comprometemos a darle prioridad a la oración la más alta de la iglesia y demostrarlo al:
Enfatizar que la comunión con Dios es el más alto privilegio y la mayor responsabilidad de cada miembro.
Todo el liderato de la iglesia ejemplificar una vida de oración activa y eficaz.
Unirnos con los otros creyentes en oración e intercesión
(Isaías 56:7; Marcos 11:17; Romanos 8:26; I Corintios 14:14-15; I Tesalonicenses 5:17; I Timoteo 2:1-4, 8; Santiago 5:14-15).
ADORACIÓN PENTECOSTAL
Nos comprometemos a reunirnos habitualmente, como la expresión local del Cuerpo de Cristo, para participar en la adoración que exalte a Dios, cautive el corazón, la mente y el alma y nos desafíe a un mayor compromiso y discipulado. Este compromiso será demostrado al:
Incorporar varios estilos y formas de adoración que glorifiquen a Dios e insten a la evangelización y al servicio.
Destacar la importancia de la mayordomía bíblica y la centralidad de la Palabra de Dios como elementos de la adoración
(Juan 4:24; Salmos 29:2; Romanos 12:1; I Corintios 12:4-11; Isaías 58; Mateo 25:31-46).
EVANGELIZACIÓN MUNDIAL
Nos comprometemos resueltamente a alcanzar a los que no conocen a Cristo, bautizándoles en agua e instándoles a permanecer en la iglesia. Este compromiso será demostrado al:
Considerar a las naciones del mundo como nuestro campo misionero.
Cultivar una pasión genuina por el perdido, que impulse a los miembros a comunicar personalmente el evangelio de Jesús y a demostrar su amor por los impíos.
Discipular a los nuevos creyentes y enseñar nuestra fe a las generaciones siguientes.
Vivir el evangelio.
(Mateo 9:37-38; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-18; Hechos 1:8; Romanos 10:13-15).
DESARROLLAR LÍDERES
Nos comprometemos a identificar y desarrollar a las personas que Dios ha llamado al liderato y desafiarles a ser siervos y siervas. Demostraremos este compromiso al:
Crear un ambiente en el cual tanto hombres como mujeres que tengan dones ministeriales se desarrollen como líderes.
Equipar, capacitar y enviar a los laicos como compañeros en el ministerio tanto dentro como fuera de la iglesia local.
Proporcionar recursos pertinentes y oportunidades de adiestramiento tanto para ministros como para laicos.
(Marcos 3:13-15; II Timoteo 2:2; 2:15; 3:14-17; Efesios 4:11-13).
CUIDADO PASTORAL
Nos comprometemos con el desafío de ser una Iglesia cuyos miembros se preocupan genuinamente los unos por los otros y por los que están perdidos, afligidos y necesitados. Demostraremos este compromiso al:
Establecer relaciones afectuosas y que muestren genuino interés entre las familias, los miembros y las comunidades a las que servimos.
Obedecer la Comisión de Cuidado Pastoral que Cristo nos dejó en el capítulo 25 de Mateo.
Cultivar la compasión y ser misericordiosos con los marginados y oprimidos de nuestra sociedad.
(Salmos 86:15; Mateo 25; Lucas 6:36; Hechos 20:28).
INTERDEPENDENCIA
Nos comprometemos con el principio de la interdependencia, reconociendo nuestra correlación y dependencia con los miembros del Cuerpo de Cristo. Demostraremos este compromiso al:
Buscar a los otros miembros del Cuerpo de Cristo para colaborar, compartir recursos y oportunidades de aprendizaje.
Incorporar a los ministros en el proceso de ser mentores, adiestradores y asesores en los diferentes niveles locales, estatales, regionales, nacionales e internacionales para aumentar el nivel de confianza y apoyo entre ministros.
Establecer un diálogo y una asociación con las organizaciones locales, nacionales e internacionales que buscan cumplir con la Gran Comisión de Cristo.
(Colosenses 2:19; I Corintios 12:14-31; Gálatas 6:1-6).
COMUNICACIÓN
Nos comprometemos a utilizar todos los medios disponibles para comunicarnos eficazmente con nuestros miembros. Este compromiso será demostrado al:
Entender que la comunicación es el intercambio de información e ideas de un modo comprensible.
Explorar las mejores vías para la transmisión del mensaje de Cristo a todas las culturas.
Descubrir nuevos medios electrónicos que nos mantengan comunicados con nuestra membresía.
Habilitar los recursos ministeriales para que la Iglesia responda inmediatamente a las necesidades del mundo y cumpla su misión.
Utilizar cada aspecto de las comunicaciones para llevar el mensaje de Cristo al mundo, facilitar el intercambio de conceptos ministeriales, fortalecer el crecimiento de la iglesia, preparar a la próxima generación de líderes, y así cumplir con nuestra misión y visión de ser un movimiento cuyos emprendimientos ministeriales giren en torno a Cristo, la gente y sus necesidades.
DISCIPULADO
Nos comprometemos a seguir el mandato del Señor de hacer discípulos de todas las naciones, al desarrollo de seguidores fieles y a ser un pueblo de convicción que se distinga por:
Su dedicación a su fe e identidad en Cristo;
Su aptitud demostrada por su disciplina, vocación y empoderamiento espiritual, y;
Su carácter, el que a su vez, reproducirá en otros discípulos y discípulas.
Este compromiso será demostrado al:
Entender que todos los creyentes tienen que ser discipulados.
La iglesia darle prioridad al discipulado. Todos sus programas ministeriales deben contribuir con este proceso. La iglesia debe proveer el marco adecuado para el crecimiento de los creyentes.
Ofrecer recursos y experiencias que faciliten el discipulado y fomenten la fidelidad de los seguidores de Cristo.
Comprender que la continuidad de la fe depende del discipulado y que debe comenzar a temprana edad.
(Mt 5: 43-48; 22: 37-38; 28: 19-20; Jn 14: 15, 21-23; 15:10; Hch 1: 8; 2: 1-11, 41-47; Rm 12: 1-2; 12: 3-8; 1 Co 12: 4-11; Ga 5: 22-25; 1 Ts 5: 19-23; 2 Jn 6).
EDUCACIÓN
Nos comprometemos a dar prioridad a la educación en todas las áreas de la vida espiritual. La Iglesia de Dios educa a sus miembros en las zonas rurales, los pueblos, las ciudades, los condados y estados de cada país en donde está presente. Este compromiso será demostrado al:
Desarrollar y fomentar los medios para el estudio individual.
Reconocer a las iglesias que ofrecen programas educativos, tanto eclesiásticos como generales.
Afirmar en público a los ministros y las ministras de la educación.
Patrocinar a las instituciones de educación superior que equipen a ministros y laicos.
Proveer programas de estudio y materiales que afirmen las doctrinas, prácticas, misión, visión y compromisos de la Iglesia de Dios.